LAURA ESQUIVEL y EL BALLET

Homenaje en el Día Internacional de la Mujer
Por Gretchen Backhoff

Este año, en el Día Internacional de la Mujer, quiero hacer un espacio, dentro de ese inmenso universo de mujeres creadoras maravillosas del medio de la Danza, a la escritora Laura Esquivel; quien abre un nuevo precedente histórico en la danza.

 

Nuestra reconocida novelista, como antes lo hicieran grandes genios literarios, hoy  su apasionante historia entra en el repertorio de la Danza, y los amantes Tita y Pedro; personajes de su novela, se convierten en el  emblema de amor eterno como lo son Romeo y Julieta, Giselle y Albrecht, Odette y Sigfrido y tantos más.  

 

Y es que su famosa novela “Como Agua para Chocolate” ha sido transportada al Ballet por el Royal Ballet de Londres, bajo la dirección magistral del coreógrafo Christopher Wheeldon, llevando todo el realismo mágico de nuestra literatura a la danza clásica contemporánea.

 

El exitoso estreno, que cautivó al público londinense, fue el pasado Junio 2022 y será hasta este año que el American Ballet Theatre, co productora con el Royal Opera House, lo presentará  en  el Segerstrom Center for the Arts en Costa Mesa California el 29 de marzo y en Nueva York en el Metropolitan Opera House el 22 de junio durante su Gala de Verano.

 

En nuestra ciudad, para nuestro deleite, tuvimos la oportunidad de ver la transmisión de este espectacular Ballet en el ciclo de presentaciones que ofrece CONARTE-ROYAL OPERA HOUSE  en el Centro de las Artes el pasado 12 de febrero.

 

La novela “Como Agua para Chocolate” publicada en 1989 es sin duda, una de las novelas  que se han convertido en un icono literario del realismo mágico en todo el mundo.  Y  como toda obra inmortal, redescubrimos constantemente intersticios ocultos cuando se estudia desde diferentes ópticas, o cuando se traduce a otros idiomas se transporta a medios cinematográficos y como mencionamos antes, ahora al lenguaje de la danza clásica/contemporánea.

 

La obra de Esquivel ha sido traducida a 30 idiomas y en 1992 el cineasta mexicano Alfonso Arau hizo la versión cinematográfica con una calidad extraordinaria y actuaciones estelares que logró llevar la trama a toda su expresión literal de que es posible. Cuando el coreógrafo C. Wheeldon vio esta película por primera vez, fue tal su impacto que tomó la determinación de llevarla al ballet, no sin antes establecer una relación de colaboración con la escritora.

 

Llevar una obra literaria o novela al Ballet es siempre un gran reto, ya que el lenguaje del Ballet es el movimiento y se requiere de un profundo conocimiento, además de experiencia para conservar los elementos narrativos, pues no siempre todo se puede ajustar a la letra.

 

Se tiene que buscar el punto de equilibrio, pues la trama tiene que estar sujeta a lo que se pueda expresar a través del lenguaje propio del Ballet, con todo el virtuosismo; arte que dispone para transmitir o traducir emociones. La novela de Esquivel no es una excepción, representa ese gran desafío en el que C.Wheeldon tuvo que sortear la complejidad y los simbolismos, jugar entre los planos de lo real y lo sobrenatural para darnos una historia acorde, aunque ya sabemos que la magia en ballet es eso, el dominio de lo fantástico, lo mítico no sigue una lógica determinada y como dice la propia Esquivel “Al tomar C.Wheeldon la novela en sus manos, fue como un alquimista”.

 

Wheeldon, en esta aventura contó con la participación de un extraordinario equipo de grandes talentos entre los cuales el músico Joby Talbot, con el apoyo en la conducción de la mexicana Alondra de la Parra, Bob Crowley y Natasha Kats en el diseño visual e iluminación entre otros; lo que resultó en una fusión de narrativa, danza y teatralidad.

 

Pero finalmente, lo más trascendente en la historia del Ballet, es que la obra de Esquivel se coloca al lado de grandes e ilustres escritores que han sido la inspiración de muchos de los grandes ballets que hoy admiramos: Giselle, Don Quijote, Corsario, Cascanueces, Romeo y Julieta, Onegin, Ana Karenina, etc.

 

Y si nos detenemos a reflexionar, desde el Renacimiento y a lo largo de los diferentes movimientos literarios hasta nuestros días, en su mayoría han sido poetas, dramaturgos, novelistas y narradores fantásticos los autores que han sido la inspiración para el Ballet,  y en general del género masculino. Laura Esquivel, en el mundo actual, irrumpe con todo su talento femenino, despertando la inspiración para esta producción, como tiempo atrás genios como L. Byron, Cervantes, E.T.A. Hoffmann, Shakespeare, Pushkin, Tolstoy, etc.

L. Esquivel ha dado un importante paso en esta expresión del arte y marca un camino en la continua búsqueda por la igualdad de género, por lo que en este Día Internacional de la Mujer se lleva nuestro respeto, admiración y agradecimiento.